El gaitero ondero

Condorito llega con un pulpo a un bar. Le apuesta cien lucas al cantinero, seguro de que su pulpo es capaz de tocar una gaita. El cantinero le trae la gaita, pero el pulpo se dedica a darle besos y enamorarla. El cantinero se soba las manos y ya piensa en el dinero, pero Condorito ni se inmuta. Le dice que sólo habrá que esperar. ¿Por qué?… “Cuando el pulpo se dé cuenta que no puede tener hijos con ella, empezará a tocarla”

En una entrevista, mi alguna vez crítico, Sergio Paz, describía al hombre de la foto, José Martínez (payaso, actor, músico, protagonista de “3 son multitud” y ex marido de Javiera Contador, entre otras curiosidades deplorables y/o envidiables) como un tipo absolutamente ondero. Y tan ondero lo encontraba, que hasta el hecho de que le dijeran Jóse (léase Jo – se, así con dos sílabas) según él, más cool hacía a Martínez.

Yo no leí la entrevista. Para ser honesto la última vez que leí a Paz fue cuando escribió un par de líneas sobre mí, donde no hablaba de mi onda, precisamente. Pero me la contaron. Y con esa imagen me quedé. Pensando en toda la onda de José Martínez… Hasta que una visión me remeció.

Caminaba yo por el puente frente a TVN, cruzando el Mapocho, cuando de repente... le vi. Un gaitero. Sí… Día sábado, 4 o 5 de la tarde. Día frío, nublado. ¿Y quién estaba junto al río tocando su instrumento? Un gaitero.
¿Quién toca una gaita un sábado en la tarde, completamente solo, con mucho frío y a un costado del Mapocho? No un personaje vestido de falda y chaquetilla escocesa. No, para nada. Su buena parka, sus jeans, su gorro. Un urban gaitero. Y me dije entonces: eso es onda.

Porque el cafecito en Lastarria, la cigarrera de plata, el librito de la revolución, el vinilo de Frank Zappa o el pisco sour en el Liguria se lo he visto a muchos. ¿Pero una gaita? Una gaita es una gaita. Y saber tocarla es saber tocarla. Y salir el sábado a tocar la gaita es salir el sábado a tocar la gaita. Eso es onda.

Una vez, desde el departamento gigante y cool de Pedro Comparini –músico de Rock Hudson- aprecié Santiago como nunca, a través de un ventanal gigante y pensé que no habría un lugar más ondero que ese para engrupirse una mina. Hoy rectifico. Hay uno. Al lado del Mapocho. Claro… con una gaita. Será frío, será inhóspito, será insalubre. Pero si lleva usted a la niña, la sienta en un chalcito y le saca su mejor sonido a la gaita, ahí la tendrá rendida a sus pies. Lista para sacarle su mejor sonido a ella.

En la misma entrevista de Sergio Paz al amigo Martínez, se describe que la cita fue en el Amadeus -pizzería ondera que queda cerca de mi casa en pleno barrio Bustamante- y muchas ganas he tenido de sentarme allí y comprobar su onda. Pero mucho me temo que faltará una gaita.

Pruébelo, amigo lector. Deje sus Sketcher o sus pantalones caídos hasta la rodilla. Eminem pasó de moda. Lo que la lleva es la gaita. Y que no me vengan con cuentos. Eso es onda.

Video ::: Un gaitero ondero en algún lugar del planeta