No me pregunten cómo, pero me acordé de un topless… Miento. En realidad sí pueden preguntarme. Ya recordé por qué me acordé (jiji) Es que pasé por la plaza Victoria y le vi. No estoy seguro si lo que vi es realmente lo que vi, pero me pareció ver una armería (tienda de armas, claro) donde años atrás había un topless.
Y más allá del lógico cuestionamiento respecto a qué será más peligroso, si tener allí un negocio de pistolas o un bar de mujeres desnudas, no pude evitar ese repaso nostálgico a algunos recuerdos. Repaso gracias al cual me di cuenta de lo democrático del topless. En él (en tanto seamos meros espectadores) todos somos iguales.
Corría esa loca época universitaria por las calles de un añoso y hediondo Valparaíso. El “añosismo” le regala poesía, pero el omnipresente olor a caca siempre ha sido un punto negro para mi viejo y querido puerto.
Éramos unos lolos. Soñadores, impetuosos, irresponsables. En efecto, el perfil exacto como para caer en ese lugar justo al final de una noche llena de sueños, ímpetu e irresponsabilidad. Y “ese lugar” no era otro que el famoso “Sexy Show”, aunque nunca confirmé si se llamaba así, porque no tenía letrero y seguramente no entregaban boleta… Y bué, si la entregaban, no estaba uno -honestamente- en condiciones de revisarla.
Llegué dos veces ahí. En una ocasión, haciendo la hora para sacar a unos amigos de la comisaría (sé que suena espantoso eso de hacer la hora en un topless para sacar amigos de la cana, pero si el lector tiene a bien, puedo explicarle con lujo de detalles y se dará cuenta que la historia no es tan agresiva como parece). En otra ocasión, sólo para coronar una noche de algazara con “los cabros” (sí, los mismos de la comisaría, pero reformados).
Con un alto índice de vergüenza admito que esa segunda vez negocié la entrada de mil pesos, ofertando 900… Ya lo dije, una vergüenza. Pero no resultó. Lo que habla muy bien de la administración del local. Quizás lo único que hablaba bien de la administración de ese local.
Y cómo olvidar a los parroquianos. Porteños de tomo y lomo (su estibador, su feriante, su guardia azul) que de noche y con los sentidos alterados nos resultaban tan amigables, pero que de día nos hubiesen hecho cruzar la calle en el acto. Sí, todos éramos uno sólo viendo el espectáculo.
Alguna vez me dijeron que la ceremonia del voto (ese minuto tan íntimo frente al sufragio, metidos adentro de una cámara secreta) era el único instante verdaderamente democrático en nuestra sociedad. Donde todos somos iguales y valemos lo mismo.
Créame, estimado lector, que ese topless era tanto o más democrático que la cámara aquella. Porque mi luca era tan luca como la del parroquiano de mi diestra y mi copete era tan radiactivo como el del parroquiano de mi siniestra.
Sí, una oda a la democracia. Con más pechugas y ebrios al lado, pero muy similar al efecto de la cámara secreta… En lo democrático. Insisto.
Bueno… eso sería respecto al topless. Ah, y por favor no me cuestione por haber ido a uno. Véame como a esos viejitos folclóricos que justifican sus puterías de cuando jóvenes bajo un supuesto “romanticismo” y con frases como “la casa de la Olguita era un centro de reunión, con intelectuales y todo. No como esos lugares de ahora, puaj”.
¿O no, tío Lalo Parra?
Por tierra
Hace 4 meses.
7 comentarios:
Mi unica experiencia en antros donde habian 5 hombres desnudandose... si querido CINCO... fue una vez que sali con un otrora amigo, ahora casi desconocido a tomarnos algo y termine involucrada en una despedida de soltera (Novia a la cual ni conocia...)
Te puedo decir que fue sorprendente ver a un monton de minas Horny's... Y yo como te imaginaras fui agarrada y llevada al medio de la pista toda roja con 5 huevones bailandome a mi sola... Shock total my dear!!! mas encima mi acompañante sacando fotos y riendo de buena gana...
No se... Creo que la democracia ni pa eso me toca... Soy y sere de la elite de las "floreritos" con y sin intencion...
ya amigo... Las cosas con mis amigos de la banda van mucho mejor, de hecho el asunto ya es una anecdota mas... Y creo que la Gaby ya no me "odia"
Oye el 31 de agosto para todos los que pasen por aqui es la tocata de Whisper en Loreto con Antonia Lope de Bello... Mas noticias pronto....
Te quiero mucho, gracias por leerme y cuidarme como lo haces... De verdad que eres uno de mis mejores amigos... Raro pero cierto...
BESOS!!!
Efectivamente, la última vez que fui a valpo, habían cerrado el sexi show... donde estarán todas esas mujeres ahora?? o ese parroquiano que intentó agarrarse a la vieja que vendía los copetes... que recuerdo más memorable,la visita a ese antro fue increible.
Todavía no olvido a esa bailarina que se parecía a Sarita Vásquez... fue heavy la verdad... saludos y muy buen texto
lea y recomiende www.malreportero.blogspot.com
Yo tengo solo una experiencia con vedettos: mi despedida de soltera. Contrataron a un bailarín que iba vestido de Tarzán, con olor a talco y pelo mojado. Claro que mis amigas se cortaron y él me agarró pal leseo a mí no más. Fue interesante, aunque un poco vergonzoso!! Pero divertido igual.
Esa frase de la Olga la escuché tantas veces... recuerda que mi enseñanza media fue en Concepción.
Ir allá no es condenable, en lo absoluto, pero regatear en un toples por 100 pesos... ahí no hay comentarios
aajjajaj
creo que conoci ese negocio al cual te refieres claro que por fuera nunca por dentro como en tu caso... jajaj
lo de regatear el precio ke bajo jajajaj y lo de esperar a tus compinches para sacarlos de comisaria jajaj peor aun pero bueno menos mal que te conozco mas que de lo que leo entonces se que las circuntancias deben haber sido varias ...
habian otros lugares donde podrias haber esperado....
o no?
bueno le djo muchos cariños
cuidese y muy bueno su blog
Romy
Cada vez mas polemico este hombre, por dios! Jejeje.
Debo decir muy interesante tu historia. Me gusto la analogia de la democracia, no lo había pensado de esa manera. Una vez mas una cotidianidad vista desde tu ojo diferente y tu sarcasmo caracteristico ;)
Besos!
Agradezco sinceramente que hayas protegido nuestra identidad! ¿me delaté?... Si.. claro.. como olvidar que tenías 900 pesos en tu bolsillo y que intentaste negociar la entrada... incluso resignado el cover, que era una piscola. Quizás todos debimos haberlo hecho pues recuerdo que si ponías el copete a contraluz se apreciaban algo así como unos brillos extraños, que nunca supimos que eran y que pareció no importarnos en ese momento.
Y lo más extraño de todo (aparte de las alienígenas que bailaban ahí) eran las bancas para sentarse... SI, eran bancas... pero como de iglesia!!!... Increíble, notable, irrepetible.
Saludos!!!
P.D. ¿quién te prestó los $100 que te faltaban para entrar?
Ahhh... ¿y recuerdas el mito de "la escalera"?
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