Larry Moe y yo

No voy a mentir. El tipo se veía algo extraño. Como asustado, quizás. Entró a mi oficina, donde estábamos algunos colegas y yo, y se sentó. Era tarde y Julito (sí, Julio César Rodríguez) nos había predispuesto hacia el personaje en cuestión, aunque no nos había informado de quién se trataba.

Allí estaba, pues, sin que nosotros lo supiéramos, Larry Moe. No describiré su aspecto, ni diré su nombre. Otros ya han tratado de jorobarlo gritándolo por allí. No tengo por qué hacerlo. El hombre es libre de querer circular en paz por cualquier calle lejos de la caja idiota. Y lo entiendo. Cuando me saco la cabeza de Umaña y quedo irreconocible, vivo una inmensa tranquilidad.

Pero sí diré que, efectivamente, el tipo no es típico… (jejejeje, ¿vio cómo suena eso? Es que tal vez leído no pasa lo mismo. Pero dígalo en voz alta: “el tipo no es típico”… Verá cuán gracioso es) A decir verdad, cuando lo vi, la primera impresión fue la de un joven que en cualquier momento podía sacar de su cortaviento una M16 y mandarse un Columbine en plena oficina llena de periodistas.

No obstante, ello no ocurrió, por lo que su imagen pasó a ser la de un niño genio. Algo retraído, silencioso y cauto. El tipo de artista que en cualquier momento saca de su cortaviento una lapicera y te sorprende -en este caso- con su pluma.

¿Por qué lo traigo a colación? Por su última columna del viernes pasado en el suplemento Primera Fila. Allí desperdigó sobre la página un florido compendio de razones para ver Estado Nacional. Y tuvo a bien considerarme entre ellas de la forma en que procedo a transcribir.

“El Factor Umaña: el que las notas sean graciosas se debe al gran legado de La Tele o Yo, el reportero Joel Umaña, menos conocido por su nombre real, Franco Ferreira. Ha comparado el estilo de discursear de Bachelet al de Jerry Seinfield y reeditado las telechácharas más dignas desde Firulete. Nos regala líneas como ‘un plus de Lagos, de salir elegido presidente sería que podría repetir el audaz chapuzón sin polera en las costas de Chañaral. Claro que, de salir elegido, una contra sería que… ¡podría repetir el audaz chapuzón sin polera en las costas de Chañaral!’ (todo acompañado con las fuertes imágenes del ex primer mandatario a torso desnudo)”.

El único yerro, que pasaré por alto con ternura y gesto amistoso, fue expresar en el texto que mi nombre real es Juan Pablo Moraga (cuestión que para efectos de este blog, obviamente corregí en la transcripción del párrafo antecedente) Y no es que el hecho me haya parecido particularmente aberrante (el citado Moraga es amigo mío y compañero de labores aquí en Estado Nacional). Lo que llamó mi atención es que, luego de varias columnas mencionando mi trabajo -y mi verdadero nombre de manera correcta- Moe haya fallado justo ahora.

Admito que por un minuto dudé… ¿No le estaría encargando a alguien más que escribiera sus columnas? Pero no. Larry tiene talento, pluma y un aspecto lo suficientemente extraño como para certificar que es él quien, personalmente, ve horas y horas de televisión.

Sólo queda despedirme. Ah, y gracias, Moe, por advertir cada detalle. La cita a Jerry Seinfield era para entendidos. Y bueno… el que se rió con un simpático y liviano comediante gringo, sabrá verle el lado amable a Michelle en lo que le queda de show. Disfrutemos.