¿Y si hubiese confesado que era gay?

Viendo televisión hace pocos días me topé con el programa “De Profundis”, de UCV. Un espacio en el que entrevistan a algún connotado chileno, con la condición de que esa conversación sea emitida solamente después de su muerte.

Y qué creen. Era el “De Profundis” de Julito Martínez. El mismo que se robó la película el 1º de enero con su más elaborada performance: la muerte.

Lo interesante es que la entrevista con don Julio fue grabada en enero de 1980, lo que demuestra que le tenían escasa fe al caballero. Y lo más probable es que esperaran su deceso, cuando mucho, para el ‘87.

La cosa es que les salió hueso duro de roer y recién ahora pudieron desclasificar el dichoso material, donde Julito -agrandadísimo- se mandaba speach notables con frases como: “si hay algo de lo que estoy seguro es que soy el periodista más popular de la historia de Chile”.

No obstante, me preguntaba yo (junto a mi novia y mis amigos JP y Malreportero, con quienes veo animadamente la tele), ¿no hubiese sido mejor que el caballero nos sorprendiera con algo un poco más novedoso? Digo… aprovechando que la entrevista se la iban a televisar después de muerto.

Hubiese sido notable, por ejemplo, escucharlo confesando que siempre estuvo enamorado de Pedro Carcuro. O que sapo Livingstone tenía un aliento de la puta madre y que por eso nunca quiso trabajar en TVN. O que junto a Tito Foullioux se iba de marcha con unas prostitutas en Cochabamba.

O dígame usted, estimado lector, si no hubiese sido maravilloso escucharle al mismísimo Julio Martínez una anécdota del tipo: “una vez, cubriendo el sudamericano de tiro con arco, en el ’58, me agarré a la mamá del “Chincolito” Mendoza, justo cuando disputaba la medalla de bronce para Chile. Y él muy zopenco nunca se enteró”.

Hubiese sido notable… Pero no ocurrió. No podía pasar. ¿Se imagina usted?, venírsenos a caer del pedestal justo cuando todo el país le había rendido homenaje. No podía a última hora (aunque estuviese grabado para mostrarse después de su muerte) salirnos con la confesión de que le apestaba el Café Santos o que nunca le gustó el fútbol.

No obstante, este famoso “De Profundis” me hizo reflexionar. ¿Qué tal si otro personaje sí nos revela una sorpresa mayúscula en su entrevista post mortem? ¿Qué pasa si en la suya, Bachelet nos confiesa que era lesbiana y estaba enamorada de Lily Pérez?... ¿o si Jorge González declara que siempre fue facista y su parada artística era sólo para engrupirse minas artesa?

Estaré atento, porque estos “De Profundis” parecen inofensivos, pero en cualquier momento nos dejan de pompas en la acera y con la boca del porte de un melón.

(Debo agradecer a mis grandes amigos con los que tuve el gusto de ver el programa de UCV. Porque el texto es de mi autoría, pero la reflexión nació de una amena charla en la que por dios que nos reímos a costa de don Julito. En todo caso, vaya el homenaje para él, ya que no sólo me inspiró como periodista. Inspiró también cientos de sonrisas en este humilde joven comunicador, a lo largo de tantos años)

... Y a usted, amiga y amigo lector, ¿se le ocurre alguna payasada con la que nos pudiera sorprender algún futuro muerto?