01 agosto 2007

Un vino, el supermercado y yo (… o la cruda realidad de una compra en el Líder)

Yo estaba comprando en el supermercado de Seminario con Rancagua, cerca de mi casa. Serían las 8 o 9 de la noche. Cuando de pronto, instalado ya en mi fila, con mis cositas y a un par de lugares de protagonizar la ceremonia de la cajera, el rut (para los puntos-pesos-lo que sea) y las bolsas (porque nunca hay empaquetadores.. y si los hay, ya cacharon que tengo un problema con las propinas), apareció un viejo conocido. A quien llamaremos aquí “El Hueso”.

Un tipo treintañero, cool, “del medio”, asiduo lector, parroquiano frecuente del Liguria y ex novio de una colega y amiga a quien llamaremos aquí “Charito”. Mencionar a Charito podría parecer intrascendente, pero debo aclarar que al Hueso lo conocí junto a ella y ambos formaban una bonita pareja cool, “del medio”, asidua lectora, parroquiana frecuente del Liguria y un largo etcétera de actitudes y actividades propias de jóvenes profesionales que han adquirido cierto status o por lo menos costumbres propias del ambiente ondero-the clinic-liguriano.

En fin. La cosa es que viéndome ahí, a punto de sacar mis monedas y botando mi mercadería en la huincha negra por donde los productos se acercan a saltitos hacia la cajera, quien la debe accionar con algún botoncillo mágico que aún no logro descubrir (porque aunque no lo he descartado, no doy mucho crédito a la alternativa de que la cajera pueda, por la vía de ondas cerebrales, mover la famosa huincha), el Hueso se me acercó.

¿Y qué creen? Me extendió con su brazo un vino (no soy conocedor, así que sólo diré que no era blanco) y me pidió que lo pagara, mientras él, obviamente ni se topaba con el trámite de la fila (siempre tan igualitario y socialista), para esperarme del otro lado.

No piense usted mal. Hacerle ese favor no me complicaba en lo más mínimo. Además, él me pasó el dinero correspondiente. En realidad, lo que motivó mi curiosidad y despertó mis reflexiones fue que me haya pasado un vino. Claro. Porque alguien con las características que mencioné al principio, no podía si no pasarme un vino. ¿Cuál era su compra del supermercado?: un vino.


Pensé en él y lo que sucedería más tarde, quizás, en su departamento. Se reuniría con una chica (de características similares a las suyas), conversarían del mundo, compartirían el vino y quién sabe cuánta cosa más ocurriría allí.

Y luego pensé en mí. Imaginé la misma situación, tratando de ahorrarme la fila en el supermercado. Pero no conseguí ver un vino. Qué se yo. Me vi pasándole a alguien un lavalozas. Un par de yogures. Unas servilletas. Con suerte unas láminas de jamón de pavo. O una leche chocolatada. Nada glamoroso. Nada tan festivo. Nada que pudiese evocar un departamento con una chica, una charla sobre el mundo y quién sabe cuánta cosa más.

Sí. A uno le rodea un aura de simpleza perturbadora. Pero es bonito que la vida gire en torno a simplezas y lavalozas, ¿no?.


Con este relato no aprendimos nada, pero por lo menos ya lo sabe. Si me ve en el supermercado tratando de capear la fila, no espere que le acerque un vino o una tabla de quesos… Recibirá usted un jabón o una pasta de dientes. Ese es mi compromiso.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ten por seguro que si la chica a la cual te diriges a ver despues del super fuera yo quedaria encantada con la simpleza de la leche chocolatada y un pan con jamon y/o queso... (Anotalo por si algun dia ocurre el magnoevento... jajajaj)

En fin, creo que me evocaste muchos recuerdos con eso de las compras de supermercado... sobre todo porque siempre me usan de carro y como tengo ruedas me tiran hacia la caja preferencial de una... Me encanta la cara de todos los que estaban a mil kilometros adelante que yo y tienen que sacar todas sus cosas por que la caja tiene un letrerito que me da la pasada por que si jajajaj

Ya amigo mio... Me alegra saber que sigues ahi conmigo y que puedo llegar reventada de la pega y me podre reir y recordar cosas gracias a ti

Te quiero mucho, besitos

Javi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javi dijo...

ups, no se que hice alla arriba! Aqui va mi comentario jeje

Pero que buen texto!!! jaujaujaaa me rei muchooo!! me gustó, esta re simple, no se, deja entrever mucho de lo que eres (o mas bien de lo que conozco de ti) Gran texto! creo que supera a los demas, que se yo porque :P
Un beso para ti, estamos al habla.

Adriana dijo...

con una leche de chocolate y cuatro láminas de jamón de pavo ya tienes asegurada la chica, la conversa y quién sabe cuánta cosa más.
y esa chiquilla, soy yo obvio.
muac!

franco ferreira dijo...

notable, nanita. Muac!!!

Unknown dijo...

Te respondo a tu extraña duda....
soy cajera del supermercado que pide el rut para juntar pesos... "Una pequeña ayuda"... LIDER... La huincha... en lña caja existe un botoncito mágico escondido, pero, además, existen unos sensores que si se dejan frente a frente, la huincha avanza, si se tapan, para... no tiene mayor ciencia... y a los niños les parece muy curioso esto de la huincha que se mueve sola... jajaja!!

Me gusto mucho tu "payasada"... de hecho, debe ser algo que ocurre frecuentemente en los supermercados, siempre van tipos asi:" Hola huevón! qui'hubo... los niños... blablabla..." y pagan con sus tarjetas de cr{edito la módica suma de $4.000 y fracción.. o tal vez con Red compra algo de $75.000... Son muy graciosos... en fin... ¿a qué todo esto? a nada...

Un besote gigante... cuidate mucho!!!

Angeles....

tengo new look... veme y opine algo en http://www.fotolog.com/a_ng_e

Cariños!!!

Andy dijo...

jajaja notable la aclaración de Angeles! Ese era el secreto de la huinchita!

Y respecto a tu compromiso, Franco, lo encuentro ideal! Qué mejor que partir con algo simple, no tan preparado o preconcebido? Rico dejar la puerta abierta para un pancito con jamón de pavo, un tecito caliente y quién sabe cuánta cosa más ;)

Ah! Gracias por la bienvenida! Efectivamente, me siento como en mi blog XD

Cariños!

Matias dijo...

Umaña eres el Hugh Hefner de la blogosfera, te postean puras chicas, jajaja. Saludos
Nos Vemos

MCHN dijo...

hace un mes me fui a vivir sólo y me he visto varias veces en la fila del santa isabel de portugal pensando en que compran mis compañeros de trabajo del ambiente ondero-the clinic-liguriano y si al igual que tu pasan a comprar unas laminas de jamón, otras de queso y una marraqueta... si te veo en una fila, no te aceptaré nada pues, como escribiste, la fila es un mecanismo igualitario y socialista en cual creere hasta el final de mi vida

Memoriona dijo...

Pasta de zapatos, "confor", purex y Omo, siempre dando el rut para juntar puntos. Vida simple pero no por eso aburrida ;)