40 MIL AÑOS DE CÁRCEL

Lo leí en “La Tercera” del 31 de octubre y me dejó impactadísimo: “Condenan a 40 mil años de cárcel a los autores materiales del 11-M”.

¿Lo recuerdan? Fue el atentado en la estación de trenes de Atocha, en España. Murió mucha gente y fue una especie de segunda parte de las torres gemelas.

Siempre creí que debían condenar a los autores y estuvo bien que ocurriera hace dos semanas. Pero, ¿40 mil años de cárcel?, ¿cómo una Corte llega a condenar a alguien con 40 mil años de cárcel? ¡Por dios! Son muchos años. ¿Qué va a hacer el condenado?, ¿esperar la salida dominical a los 20 mil, por buen comportamiento?

La sentencia es aberrante, si pensamos que desde la época de Cristo la humanidad ha vivido sólo 2 mil años. Es más factible que la tierra choque con el sol antes de que salgan libres los condenados por el atentado en España.

Sólo pensemos en los jueces cuando deliberaban sobre el asunto. En algún momento se deschavetaron y cruzaron peligrosamente el umbral de la coherencia despachándose una condena absolutamente surrealista. Y de verdad me pregunto cómo habrán llegado a esa cifra. ¿Alguien habrá pedido 10 mil años y otro lo encontró muy poco? ¿O alguien habrá querido darle 200 mil y otro pensó que era demasiado y lo bajó a sólo 40 mil?

Ya que estaban en esa, podrían haberlos sentenciado a 800 mil o a 5 millones de años. ¿O acaso para evitar las críticas por un exceso de severidad, prefirieron no arriesgarse y decidieron darles tan sólo unos pocos, pero ejemplarizadores, 40 mil años de prisión?

Y a todo esto, si planeaban hacer trabajar a los condenados en algún taller de manualidades dentro de la cárcel, les aviso que lo más probable es que los tipos lo hagan de muy mala gana. ¿Cómo trabajaría usted si supiera que será un poquito difícil aplicar esos conocimientos en una futura reinserción social?

Ahora, lo que más me angustia es pensar en el abogado defensor. Tal vez sea un gran abogado. Tal vez nunca había perdido un juicio, así que esto no debiera afectarlo, pero… ¿qué va a decir su currículum ahora?: “Pepito Palote. Abogado defensor. Ha ganado todos sus casos, excepto uno, donde condenaron a su defendido a 40 mil años de cárcel”… Simplemente Lapidario.

Además, esa defensa debe haber estado muy equivocada. Es decir… No se me ocurre cómo ejemplificarlo, pero tan sólo vea la condena. No deben haber expuesto ni UNA sola idea convincente.

Y la última conversación de ese abogado con sus defendidos, antes de la sentencia, debe haber sido notable. Algo así como: “no se preocupen. Esperemos a que salga el fallo y de ahí apelamos”… ¿De ahí apelamos?, ¿cómo podría apelar alguien condenado a 40 mil años de cárcel? Si a mí me dieran esa condena, tendería a sospechar que ese juez como que ya no compró mucho mi versión.

Ahora. Investigando la noticia, me enteré que el español José Emilio Suárez -uno de los implicados que facilitó los explosivos para el atentado- recibió una pena inferior, gracias a la atenuante de “anomalía psíquica”. Y, ¿sabe cuánto le dieron? Un poco menos de 35 mil años.

Ese abogado sí que debe haber estado contento. “¡Lo conseguimos!, ¡lo conseguimos!”, debe haberle dicho a su defendido. “¿Ves?, te dije que íbamos a lograr una rebaja por lo de tu locura. ¡Nos fue la raja!”

En todo caso, no todo está perdido. Porque con los 40 mil años de condena la Audiencia Nacional Española demostró tomar decisiones tan excéntricas, que en una de esas mañana absuelve a los malandrines y les cambia la pena por una firma cada dos semanas en el juzgado de policía local.

Y si no, ya lo saben, amigos terroristas. A los 5 mil luchen por su libertad condicional. Si es que aún existen seres humanos afuera de su cárcel, es factible que les revisen la condena.